Los ATM acortan distancias y amplían derechos en Argentina: efectivo 24/7, menos barreras y más inclusión financiera, con gestión integral y marca blanca.
En Argentina, aún existe una brecha real de acceso a los servicios financieros, especialmente en zonas rurales o con baja bancarización. En ese contexto, los cajeros automáticos (ATM) son mucho más que una máquina de retiro: acercan efectivo, permiten pagar servicios, transferir y cobrar beneficios 24/7, sin depender de una sucursal. Con una red bien gestionada —recarga, mantenimiento y monitoreo proactivo— los se convierten en una palanca directa de inclusión financiera y desarrollo local.
Sí, y en nuestro país sigue siendo un desafío importante. Aunque crecen los pagos digitales, millones de personas en Argentina todavía dependen del efectivo y enfrentan barreras para acceder a servicios bancarios. Entre los motivos más comunes están la falta de sucursales, las distancias en zonas rurales, la baja bancarización y una fuerte informalidad laboral.
En muchas localidades del interior, ir al banco puede implicar recorrer varios kilómetros. En ese contexto, los cajeros automáticos (ATM) se transforman en una solución concreta para garantizar el acceso al dinero, sin necesidad de estar atado a una sucursal física.
En un país con alta circulación de efectivo como Argentina, los cajeros automáticos cumplen un rol clave. No solo permiten retirar dinero: también se pueden consultar saldos, pagar servicios, hacer transferencias o cobrar beneficios sociales.
La posibilidad de operar 24x7, incluso en días no bancarios, los convierte en aliados de trabajadores informales, personas mayores, monotributistas, jubilados y quienes no tienen cuentas bancarias tradicionales. Para muchas personas en el interior o en barrios periféricos, el cajero es su primer contacto con el sistema financiero formal.
En provincias como Formosa, Santiago del Estero, Chaco o Catamarca, donde la presencia bancaria es limitada, los cajeros automáticos han permitido reemplazar la necesidad de tener una sucursal física, reduciendo costos para las entidades y tiempos para los usuarios.
También son fundamentales para la entrega de planes sociales, AUH, jubilaciones o IFE en tiempos de emergencia. Con un ATM cerca, una familia puede cobrar sus haberes sin tener que trasladarse horas ni gastar en transporte. Lo mismo ocurre con quienes envían o reciben remesas en zonas alejadas o con poca conectividad.
Loomis ofrece una solución integral para la gestión de cajeros automáticos en Argentina. Desde la logística segura de valores y la recarga en tiempo y forma, hasta el monitoreo técnico remoto y el mantenimiento preventivo, garantizan que cada ATM esté siempre operativo.
Además, implementan tecnología de predicción para evitar faltantes de efectivo y ofrecen cajeros en marca blanca, especialmente diseñados para instalarse en lugares estratégicos donde no hay cobertura bancaria. Así, contribuyen directamente a cerrar la brecha territorial de acceso al efectivo.
En Argentina, donde la informalidad es alta y la digitalización aún no llega a todos, el acceso al efectivo sigue siendo vital. Lejos de desaparecer, los cajeros automáticos son una herramienta fundamental de inclusión financiera, especialmente para sectores vulnerables o mal atendidos por el sistema tradicional.
Empresas como Loomis son actores estratégicos para garantizar que cada argentino y argentina, viva donde viva, pueda acceder a su dinero de forma segura, rápida y eficiente.
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